Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en https://zubairsgcu530399.wizzardsblog.com/38529947/el-cabezazo-que-marcó-la-final-más-polémica